martes, 26 de mayo de 2009

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*Enfermedades producidas por el Reino Vegetal

Las bacterias son vegetales unicelulares con un tamaño del orden de algunas diezmilésimas o milésimas de milímetro. Se conocen tres tipos morfológicos fundamentales: unos son globulosos o esféricos, los llamados cocos; otros tiene forma alargada -los bacilos-, y por último los espirilos son alargados y retorcidos sobre su eje. El número de bacterias es casi incontable; unas veces viven en perfecta armonía con el huésped humano, mientras que en otras se caracterizan por su extrema virulencia. Existe una flora bacteriana normal en toda persona; flora que, si bien es pobre en la superficie de la piel, reviste extrema abundancia en la cavidad bucal y faringe. En el intestino adquiere gran importancia poco tiempo después del nacimiento, pues los microorganismos que allí se instalan cumplen una función digestiva. Las vías respiratorias bajas son estériles, generalmente. También la flora normal es imprescindible, y muy abundante, en el aparato genital, sobre todo en la vagina, donde los llamados bacilos de Döderlein, productores de ácido láctico, constituyen un seguro contra la proliferación de otros gérmenes patógenos. En ocasiones estas bacterias rompen su equilibrio, ya sea porque se vuelvan agresivas o fallen los mecanismos de defensa del organismo, al concurrir ciertas circunstancias externas o internas. Aparecen entonces reacciones inflamatorias purulentas, localizadas, de mayor o menor importancia clínica. En la piel, los estafilococos y estreptococos producen así forúnculos; en la cavidad bucal pueden provocar focos sépticos en encías, amígdalas o raíz del diente; en los huesos, osteomielitis. Los neumococos pueden invadir los pulmones causando entonces la clásica pulmonía o neumonía bacteriana.

Otras veces, las toxinas fabricadas por las bacterias acantonadas en los focos sépticos pueden producir síntomas a distancia, sobre todo por reacciones de sensibilización. Las bacterias pueden pasar a la sangre originando verdaderas generalizaciones o septicemias habitualmente graves. A menudo estas generalizaciones adquieren tal importancia -por la agresividad y virulencia del germen, o por la falta de recursos terapéuticos al tratarse de microorganismos que se han hecho, resistentes a la mayoría de los antibióticos- que, en ciertas comunidades, crean problemas asistenciales de primer orden. Como ejemplo mas característico citaremos el llamado hospitalismo, o septicemia hospitalaria, por propagación epidémica de estafilococos.


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